Aunque con un poco de retraso, voy a contar lo que pasó la noche de Reyes. Más vale tarde que nunca.
La víspera de ese día, me fui a ver la cabalgata con los yayos. No pude ir con los papás, pero aun así me lo pasé muy bien. Había un montón de cosas, aunque lo que más me gustó, fue un montón de ocas.
Después de cenar, preparamos todo para los Reyes Magos. Los zapatos debajo del árbol...
...y la bandeja con cosas para que pudieran comer algo y recuperar fuerzas. Bueno, y un poco de pienso para los camellos.
Después de eso, todos a dormir, que si nos pillaban despiertos iban a pasar de largo. Y por la mañana, cuando me desperté, en el salón había un montón de regalos. Los de los papás estaban debajo del árbol.
¡Y esto es lo que me trajeron a mí! Es una cobaya, y se llama Nala.
También me trajeron unas deportivas muy chulas para que pueda correr un montón, que para eso doy ya algunos pasitos. Eso sí, ¡dejaron la bandeja bien vacía!
Luego fuimos a comer a casa de los yayos y a recoger más regalos. Allí me habían dejado un triciclo (a ver si empieza el buen tiempo y lo estrenamos) y un dvd de los cantajuegos.
Y por la tarde vinieron a casa los otros yayos con más regalos: ¡el Mickey cuentacuentos!
Este año he debido de ser muy bueno, porque me han traído un montón de cosas chulas
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