Pero yo he pensado que ya que nos vamos a ir a la playa, que es mejor ir cogiendo algo de color, así que he buscado una utilidad más divertida para la sombrilla. Y así voy todo el rato que la llevo puesta: me estiro para cogerla, estiro de ella, chupo el palo...
Total, que al final me la tienen que quitar y conformarme con la sombra que da la capota del carro. ¡Con lo bien que me lo estaba pasando yo!
1 comentarios:
Vaya, Bruno, los papis te quitaron la diversión, je, je. No te preocupes, verás como pronto encuentras otra, que los pekes para eso sois rapidísimos.
Publicar un comentario
Hola, soy Bruno. Me encanta leer tus comentarios.